Desde el Taller de Hospitalidad


Este fue mi primer taller en donde participe, me preguntaba en qué consistía este taller. Al llegar al Vanguardia me encontré con jóvenes entusiasmados, llenos de energía, jóvenes que se dan cuenta que hace falta hacer algo más.
En la primera parte del taller después de la dinámica comenzó el tema, primero pasaron unas imágenes buscando quien podría ser un presunto secuestrador, la instrucción fue elegir a tres candidatos. La respuesta de los jóvenes me sorprendió, cuidaron bien a quien elegir, la gran mayoría eligió a un señor mayor que parecía tener dinero y no eligieron a los que normalmente son tachados por la sociedad, por su apariencia de ‘’bandidos’’ esto provoco movimiento en mí, y me venía a la mente las veces en que yo hacía a un lado a un indigente, recordaba algunas de las veces que he andado caminando y me encuentro con una persona indigente mal vestida y por ‘’seguridad’’ cambio de dirección.

Me sorprende como los prejuicios sociales están insertos en cada persona, que nos dejamos guiar por ellos, y juzgar solo por la apariencia, es increíble como estos prejuicios rigen nuestra forma de comportarnos con los demás, bueno como rige en mí, hablando en primera persona. Un joven del Colegio Vanguardia decía que dependiendo como se vea la otra persona es como la ayuda, y no refiriéndose si se ve fregado lo ayudo mas, no, sino si se ve fregado lo ayudo poco o nada. La forma de ayudar en nuestra sociedad es si realmente lo necesita que trabaje, si lo necesita y tiene lo ayudo.

Esto mueve en mí varias cosas y resuena mucho lo que decía San Ignacio a sus compañeros usando una frase bíblica. ‘’ dad gratis lo que gratis recibieron’’ (Mt 10,8) y hacerlo a los más pequeños porque es al Señor a quien ayudamos, y es aquí en donde se une nuestra fe y la vida, y es un acto del salir de mi propio amor querer e interés para poder ir al otro/Otro. Surgen invitaciones de estar más atento al otro, de poder brindar una mano a mi hermano indigente/migrante. Cuando salgo de la Universidad al cruzar el puente me encuentro con varias personas sin hogar, sin techo, su techo es el puente, me reciben al subir y me reciben al bajar. Las pocas veces que lo he mirado a los ojos me dicen mucho, me muestran unos ojos preocupados, unos ojos que necesitan cariño, unos ojos que no tienen oportunidades.

Todo lo anterior nace del primer día del taller del compartir con los chavos del Vanguardia. Del tema prejuicios. Renunciar a los prejuicios es salir de mi amor, querer e interés es dejar mi ‘’seguridad’’ porque lo uso como instinto de alerta; es dejar de pertenecer a un mundo que cree que lo que juzga es lo verdadero es lo correcto, es decir dejar los prejuicios sociales es estar en el mundo pero sin ser de él.

Paco Durazo.
Taller de Hospitalidad Migrante impartido a alumnos del Colegio Vanguardia, Octubre 2015
Hermosillo, Sonora.

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