Experiencia visita INM - otra perspectiva

Un pre-supuesto humano...
El sábado asistí, en compañía de amigos, al Instituto Nacional de Migración (INM), con la firme intención de convivir/acompañar a nuestros hermanos migrantes «retenidos». Reconozco que la propuesta de asistir me emocionaba, no así el qué hacer, pues eso me llenaba de incertidumbre y ansiedad.
Seguir a Jesús provoca salirse de sí mismo, es confrontar las seguridades y certezas creídas hasta ese momento para andar un camino nuevo en libertad; no por nada Jesús reiteradamente nos anima diciendo: ¡No tengan miedo!.
Y sí, de camino al Instituto, el miedo me embargó y con él, aparecieron los pre-juicios:

Prejuicio número 1:
Desde el acceso, las puertas, el comedor y los guardias evocaron en mí la cárcel, un sentimiento de nostalgia me cimbró, pues era un regresar a aquella experiencia de acompañamiento con jóvenes internos durante tres años. Reglas, precauciones e indicaciones para convivir resurgieron.
Pero no, ellos no son internos, son migrantes; ellos no están detenidos por algún delito, sino están retenidos -decía el guardia- por buscar una mejor vida en otro país.

Prejuicio número 2:
Como primer contacto, la actividad sugerida era la de colorear mándalas, que desde la razón, creí poco conveniente para hombres curtidos por la vida; pues pensaba: ¿acaso no era demasiado infantil para ellos?

Prejuicio número 3:
La concepción interna de Dios es tan variada, tan diversa e íntima, que hablar de ella, resulta muchas veces incómoda y hasta violenta, sobre todo si no se conoce a la persona y su historia. Evite hablar de Dios como me fue posible y de dónde veníamos, pues tuve miedo de que nos «dieran por la suave» y que nos encasillarán en un grupo religioso. ¡Qué ironía, el prejuicio de caer en un prejuicio!

Abriéndonos a la Gracia...y al Amor
Pero Dios, que es un Dios de sorpresas, me había preparado una, pues Él  rompe nuestra idea de felicidad por una más plena.
El escuchar como una actividad (la de colorear) había sido tan significativa y tan relajante me sorprendió, pero sin duda el agradecer de ellos a Dios por estar con nosotros, me dejó absorto:
¡¿Cómo era posible que algo tan «sencillo» e «infantil» diera un fruto abundante?!
No tengo palabras para ello, solamente puedo decir que así es la Gracia y el Amor de Dios, y esto me basta.

Tal vez este encuentro con nuestros hermanos migrantes fue como la tercera vez que el Señor se les apareció a los discípulos (Juan 21,7-13), pues no supimos reconocerlo al principio, pero después de escucharlo, ceñimos nuestras túnicas y nos lanzamos al agua, sabiendo que a la otra «orilla» del comedor estaba Jesús esperándonos para compartir el café y unas cuantas galletas.
Santiago

Experiencia visita INM

sábado 25 de Junio del 2016


Sentí que mi corazón ardía de emoción, sentimientos encontrados; emocionada por estar y poder ir al INM y ya al entrar y ver sentir que los tienen “presos” mi corazón se hizo pasa, y el enterarme que eran alrededor de 80 personas me impactó muchísimo!!
Creo que me paralizó físicamente estaba en un estado de shock, por un momento no sabía que haría, que diría, cómo sería mi comportamiento ante ellos, puros hombres creo yo menores que 40 años, que dejaron su terruño, que arriesgaron todo, que venían con una ilusión, que se lanzaron al reto de cruzar, mar, tierra, desierto y de pronto encerrados “guardados” mientras el consulado de su país los solicita y eso puede tardar días o meses…
Esta realidad no la había vivido al lado de ellos, saberlo por boca de ellos, sentir y ver el dolor en sus rostros, todo lo atesoré en mi corazón!! Hasta el punto de enfermar por pensar en ellos y sentirme tan impotente por no poder hacer nada…
De nuevo descubro que no fui a dar, fui a recibir… encontré los rostros que son motivo para mi oración y discernimiento, recibí bendiciones sinceras de hermanos que quizá no los volveré a ver pero son las más sinceras que me han dado, hay mociones en mi las provocaron los ojos de cada uno de ellos…
Valió la pena haber esperado tanto para poder ir, agradezco a mis hnos. de comunidad CVX por haberlo hecho posible porque nos une y mueve ese espíritu de Dios para ir al encuentro de los hermanos.

Yadira